viernes, 19 de febrero de 2016

MEDITACIONES TEJERILES III

En este punto de mi experiencia tejeril ya me siento completamente atrapada. Es curioso: se trata de una actividad podríamos decir "adictiva" para personas de carácter activo y creativo. He pensado un poco acerca de ello, y he encontrado algunas posibles explicaciones a tal fenómeno.

La mayoría de la población tejedora somos mujeres. Y ello desde los tiempos del neolítico en todas las culturas que pueblan el planeta. Somos, pues, parte de una tradición multimilenaria. Cachet!

¿Qué solemos tejer, principalmente? Prendas de vestir, objetos decorativos y útiles para el hogar, para regalar y para nosotras mismas, quizá para vender a otras personas que los utilizarán para los mismos fines...  

Un valor: "Hecho con mis manos". Artesanía. Arte. Pura Atenea.

Otra característica es poder destinar tiempo a este menester. En mi caso, mientras era una profesional en ejercicio, ni se me ocurrió pensar en tejer nada. Bueno, sí: mientras mi hija era muy pequeña me atreví a tejerle una media toquilla y un par de jerseys, que se hacía relativamente pronto. El último intento, ya con una talla medio grandecita, ¡no fue más allá de un chaleco sin mangas!

Ahora, entradita ya en la III Edad, disfruto creando objetos con formas, colores y texturas que antes no existían, aprendiendo poco a poco técnicas nuevas para mí, aprendiendo a combinar la creatividad con la disciplina (¡ay!), a practicar la constancia (una misma prenda requiere  muchas horas de trabajo y no se puede estar variando de plan cada poco) y tantas cosas más...

Y me divierto con los retos que se me van planteando y con las soluciones a mis errores de cálculo, por ejemplo, ¿a quién le sentará finalmente bien el jersey que inicialmente era para mí?  A estas alturas ya ha habido 2 beneficiarios... ¡Dichosos ellos! Han tenido un buen regalo inesperado.

Ya me tocará algún día, espero que pronto. Se verá.




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