viernes, 19 de febrero de 2016

FLORES DE OTOÑO III


Esta ya ha sido flor de otoño-invierno, pues su generación coincidió casi con las dos anteriores, pero ha eclosionado definitivamente en pleno mes de febrero.

¿El origen de la idea? Bueno, con mis ansias de aprendizaje formal compré un par de revistas Katia para elegir algún modelo y ejercitarme en seguir unas instrucciones precisas.
Elegí uno sencillo, 2 colores, cuello fácil, mangas largas.
La lana no era la misma, pero estos modelos dan el esquema en centímetros, no en puntos, lo cual facilita la tarea haciendo el cálculo debido sobre la muestra previa (que debe tejerse con el hilo y las agujas adecuadas a la propia labor).


¿Cuánto duró mi fidelidad al modelo? Creo que no pasó de la primera franja a partir de la patente. Se impuso el "Qué pasaría si..."  y el diálogo con la prenda. Combinación de los colores "ad libitum" en tamaño y orden, aunque mantuve la constancia en las texturas: punto jersey en verde/ jersey retorcido en rosa

Naturalmente, tejer un largo entero del mismo punto resulta muy aburrido; para ello existe el recurso al canesú.

El reto de las mangas fue superado con éxito. Y el escote se remató con un buen punto cangrejo a ganchillo.



¿Cuántas veces tuve que volver a la tienda a buscar ovillos? ¿Cómo fue que ya no había más lana rosa y la ultimísima vuelta del cuello me la solucionó un poco de hilo de aquel jersey "de prácticas" del verano anterior?  

Finalmente, a la hora de la verdad, se vio que ¡mi cuerpo no funcionaba para ese jersey! El diálogo con la prenda, tan intenso durante todo el viaje, había terminado al llegar a la estación de destino.

Al igual que había ocurrido con el Caballero de la Bella Figura, fue la joven Dama Morena y Esbelta la elegida. Y así dije de nuevo adiós a la prenda que había crecido en mis manos durante todo ese tiempo. 





Y soy feliz al verlos tan lindos, tan garbosos... 

Algún día quizá alguna prenda se quede conmigo. Algún día...  Se verá.


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FLORES DE OTOÑO II

Ay, como apuntaba antes se necesita constancia para ir construyendo punto a punto y vuelta a vuelta toda una espalda, 2 delanteros, 2 mangas y... todo lo que haga falta.

Por ello hay tejedoras que llevan adelante 2 o más proyectos a la vez, así descansan de uno y adelantan otro. En mi caso, si tengo entre manos una larga tarea, elijo intercalar otra más corta que me dé la alegría (o no) de verla terminada en un breve plazo.

Este fue el motivo que dio origen a la Bufanda de Alei

En realidad cuando comencé a tejer no pensaba en una bufanda, sino en hacer una muestra de punto tunecino para variar. Pero al ver el resultado pensé que era una lástima desperdiciar tiempo, trabajo, lana y aquel trozo, que iba siendo bonito y que acabaría en un cajón sin pena ni gloria.

Y allí empezó el viaje. Combinando varios restos de lanas (100% merino)

y avanzando como un tren rápido por sus raíles. Con una bufanda no hay problema de medidas: cuando crees que es lo suficientemente larga, cortas. Un buen remate de ganchillo todo alrededor y... se acabó.

¡A punto para regalo!



FLORES DE OTOÑO I

Ya decidida a entrar de lleno en el terreno del vestuario, mi siguiente proyecto fue hacerme un chaleco sin mangas, muy adecuado para este clima malagueño de largo entretiempo. Tomé medidas (jaja), elegí puntos y lanas, calculé religiosamente sobre una muestra... y hala, a empezar el diálogo con la prenda. 

La cosa iba muy bien, pero no sé cuándo ni cómo descubrí que aquello me sobrepasaba, en largo y en ancho, incluso en colorido. ¿Qué hacer? No iba a deshacerlo todo. Ni siquiera una parte...



La solución llegó en forma de caballero andante. El chaleco le dijo claramente: "Soy para ti", y mi trabajo terminó cuando  ambos se fueron andando, fundidos en uno solo: 
el Caballero de la Bella Figura.




MEDITACIONES TEJERILES III

En este punto de mi experiencia tejeril ya me siento completamente atrapada. Es curioso: se trata de una actividad podríamos decir "adictiva" para personas de carácter activo y creativo. He pensado un poco acerca de ello, y he encontrado algunas posibles explicaciones a tal fenómeno.

La mayoría de la población tejedora somos mujeres. Y ello desde los tiempos del neolítico en todas las culturas que pueblan el planeta. Somos, pues, parte de una tradición multimilenaria. Cachet!

¿Qué solemos tejer, principalmente? Prendas de vestir, objetos decorativos y útiles para el hogar, para regalar y para nosotras mismas, quizá para vender a otras personas que los utilizarán para los mismos fines...  

Un valor: "Hecho con mis manos". Artesanía. Arte. Pura Atenea.

Otra característica es poder destinar tiempo a este menester. En mi caso, mientras era una profesional en ejercicio, ni se me ocurrió pensar en tejer nada. Bueno, sí: mientras mi hija era muy pequeña me atreví a tejerle una media toquilla y un par de jerseys, que se hacía relativamente pronto. El último intento, ya con una talla medio grandecita, ¡no fue más allá de un chaleco sin mangas!

Ahora, entradita ya en la III Edad, disfruto creando objetos con formas, colores y texturas que antes no existían, aprendiendo poco a poco técnicas nuevas para mí, aprendiendo a combinar la creatividad con la disciplina (¡ay!), a practicar la constancia (una misma prenda requiere  muchas horas de trabajo y no se puede estar variando de plan cada poco) y tantas cosas más...

Y me divierto con los retos que se me van planteando y con las soluciones a mis errores de cálculo, por ejemplo, ¿a quién le sentará finalmente bien el jersey que inicialmente era para mí?  A estas alturas ya ha habido 2 beneficiarios... ¡Dichosos ellos! Han tenido un buen regalo inesperado.

Ya me tocará algún día, espero que pronto. Se verá.




COSECHA VERANO 2015


Llevo bastante tiempo sin escribir, pero desde luego no es por falta de actividad tejeril, sino todo lo contrario. 

En la última entrada citaba un  jersey que había quedado descansando “en su bolsa de algodón en espera del otoño propicio”. 

Pues bien, justo antes de que llegara el otoño, fue terminado y entregado a su dueña…  para que le sirviera de buen abrigo en los fríos días alemanes.


Por otro lado, durante aquella estival hibernación, otros proyectos se hicieron realidad. 

El primero, este fresco top de algodón tejido para mi hija entre los meses de junio y julio .


 El cuerpo, tejido a 2 agujas y la cenefa y tirantes, a ganchillo.

También a ganchillo el adorno de frutas.



Este broche de cerezas fue replicado a petición suya como detalle para obsequiar a sus compañeras de recolección de tan sabrosa fruta en un huerto ecológico por ellas cultivado.


El segundo proyecto veraniego ha sido tejer un jersey “de prácticas” para mí. 

Con él he practicado una serie de técnicas en las que me he ido iniciando con resultados diversos, de modo que ahora tengo ya una serie de cuestiones concretas a resolver.

Cómo tomar medidas y atenerme a ellas (¡y que el resultado sea el previsto, ay!) 

Cómo distribuir los aumentos y disminuciones en las mangas y en los laterales de la prenda. Cómo levantar puntos con absoluta limpieza y uniformidad. Como hacer los distintos tipos de costuras... Me ha encantado entrar a tejer puntos calados. Y lo mejor de todo: usar las agujas circulares, ¡qué gozada y qué alivio! No hay que sostener el peso de la prenda y las agujas, y se puede mantener una postura mucho más cómoda al tejer... Eso sí, tiene sus truquillos, todos simpáticos y beneficiosos (espero ir descubriendo con el tiempo muchos más).

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