martes, 20 de enero de 2015

BOLSOS, CARTERAS, FUNDAS...

Siguiendo con la exposición de mis cosillas, vamos hoy con algunos de los bolsos, carteritas y otros contenedores que han visto la luz en los últimos meses del 2014.



Este fue mi primer bolso, pensado para el verano, en algodón crudo de Limol Trama Rustica, que fue tomando forma a medida que se iba tejiendo. Algo así como los personajes de una novela o una película, que van surgiendo ante el autor y muchas veces le van dictando ellos mismos el rumbo de la narración…



Este otro bolsito surgió, en una noche 
de insomnio, de aquel impulso generador 

"¿Qué pasaría si…  probara este nuevo punto combinando unos restos de lanas que tengo por aquí?"

Pequeños ovillos de Wooly (DMC)
Merinos (Mondial). 






Llegamos al verano y descubro los hilos Big Ribbon, de Katia.


Vamos a ver…  Y sale un bolso con asa. Los adornos son intercambiables: estas flores por ejemplo habían adornado durante varios años una sencilla bolsa de lienzo crudo. Los apliques con imperdible son muy útiles para este fin.




Esta bolsita es un encargo: una funda para smartphone. Quería yo algo alegre y no demasiado visto.Y en este blog: 

http://www.lemondedesucrette.com/2015/01/15/a-baby-girl-blanket/

encontré este punto, llamado "punto en V", facilísimo; así que puse a trabajar a mis ovillos de algodón Soft de Stop y Natura Just Cotton, de DMC, que combinan muy bien. Y esto es lo que salió.



Al poco tiempo, mi "cliente" cambió de teléfono, y necesitaba una nueva funda.


Esta vez los ovillos de algodón nos ofrecieron este resultado:




A estas alturas, ya era capaz de manejar bastante aceptablemente forros, entretelas y cremalleras.





Y  este ha sido el último encargo: un pequeño monedero.




Redondo como las monedas que está dispuesto a devorar… o a dejar escapar irremisiblemente. ¡A menos que se ejerza un prudente y eficaz uso de la cremallera!

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viernes, 9 de enero de 2015

MEDITACIONES TEJERILES I



   Como suele ocurrir con todo en la vida, el hecho de tejer es para mí una fuente inagotable de enseñanzas.  Y no me refiero sólo a las técnicas, a los procedimientos concretos, etc. sino a ciertos pensamientos que van surgiendo, también, del propio voltear de las agujas y los hilos en esa mágica danza creativa, guiados por unas manos y una mente en el acto de tejer.

  Uno de estos pensamientos es sobre la DISCIPLINA.  En algún momento ya he dicho cuán reacia soy a este concepto…   Y sin embargo, resulta casi, casi ineludible, quieras o no. 

  Cualquier objeto (y persona, y situación…) tiene una estructura específica, está formado por determinados elementos dispuestos de una manera que le es propia y distintiva.  Pueden cambiar ciertos aspectos, ciertos componentes, pero los que llamamos elementos esenciales permanecen.

  Un COJÍN nunca será un BOLSO, por ejemplo, aunque ambos sean objetos fruto de una acción de tejer.





Y aunque las formas,     colores, etc. sean los mismos o cambien su aspecto externo, 
siempre podremos reconocer (en principio) si se trata de un BOLSO o de un COJÍN.

  Obvio.

  ¿Y ese pensamiento…?    Sencillo: cualquier objeto no se puede construir de cualquier manera. Tantos puntos, tantas pasadas  corresponden a tantos centímetros de superficie. Depende asimismo del grosor del hilo y del diámetro (o número) de las agujas o ganchillo. Depende de la combinación de un tipo de punto con otros varios. Depende de realizar correctamente los puntos…  etc.  Y una vez elegida la estructura, hay que atenerse a ella DISCIPLINADAMENTE. 

  En caso contrario, gurruño seguro (bordes desiguales, nudos y defectos varios a la vista, etc.)  


  Extrapolando a la vida en general:  cada persona, cada situación, cada objeto  con quienes construimos un TEJIDO de relaciones, tiene una especificidad propia, y si queremos que todo fluya bien no nos queda otra que conocerla y respetarla (como mínimo). 

Tenerla en cuenta y obrar en consecuencia. 
Y desde luego,lo que nunca falla, AMARLA.




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lunes, 5 de enero de 2015

Hablando de "MANDALAS"



  En la entrada anterior cité la palabra "mandala". Es como he visto en algunos blogs que llaman a los círculos tejidos a ganchillo. Ciertamente tienen algunos trucos, que he ido descubriendo con el tiempo, la práctica y una gran dosis de curiosidad.

  El primero de ellos, imprescindible, es  cómo ir realizando los aumentos necesarios, en número y lugar, para conseguir el círculo perfecto, plano, sin arrugas ni "volantes". 

  Confieso que antes de adquirir este conocimiento me había lanzado ya a "circular" digamos "a ciegas"  (el "¿qué pasaría si…?")   Y pasó:


Después

Antes

  (En otro lugar ya hablaremos de este extraño cojín)


  Otro "truco" muy interesante es el "círculo o anillo mágico": se comienza a tejer el proyecto insertando todos los puntos en un anillo formado con el hilo en torno a los dedos, en vez de hacerlo en un círculo de cadenetas. Permite variar y controlar el tamaño de la abertura del punto central.


 Centro abierto
Centro cerrado

   
 Y ya no hay más "trucos" por hoy.

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El cojín "ANTEQUERA"



  Este es un caso de aprovechamiento de lanas que estaban en el cajón sin objetivo claro. Es más: las había desechado varias veces y en realidad las guardaba ahí más que nada para hacer pruebas de puntos, en plan entrenamiento.

  Un día cogí la lana coloreada (*) y comencé a ganchillear… lo más fácil, un redondel (a veces lo llaman mandala), a ver cómo quedaba. Bueno, no estaba tan mal. Así que fue creciendo y tomando forma (y yo entrenándome en tejer redondeles, que tiene sus trucos...)  

  Al llegar a un cierto tamaño se acabó la lana y aquello conectó con mi vena "cojinera" del momento: ¿para qué podía servir un círculo de aquellas dimensiones? Tenía también pendiente un reto a resolver: la cuadratura del círculo o cómo pasar de tejer un círculo a envolverlo en un cuadrado.

  Y eso fue lo que intenté, combinando otros restos de lanas que tenía a mano (**).




  Al ser un motivo calado, requería un fondo de tela de un tono adecuado. Esta vez recurrí a uno de esos cojines que venden forrados SIN CREMALLERA ni velcro ni nada, que se supone se lavan con el relleno incluido (pero siempre es una incógnita el resultado, al menos para mí). De esta manera, en cambio, mi proyecto de lana sería la cubierta lavable . Sin problemas.

  ¿Y la otra cara del cojín?  También tejida entera a ganchillo, con un cierre de lo más práctico y sencillo.  Así quedó:




  Finalmente, ¿por qué el nombre de "ANTEQUERA" ?  Porque el tacto cálido y mullido del cojín me llevó a relacionarlo con el frío que había sentido en una reciente visita a esa ciudad, acompañando a una amiga que acababa de trasladarse allí, a un piso de estudiantes.

  Era (sigue siendo) un cojín muy consolador y hogareño para sitios fríos…

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(*)  Bravo Color, de Schachenmayr

(**) Merinos Extra, de Mondial. 
      Y para los bordes y el reverso, Florencia (color hueso), de Ofil

























viernes, 2 de enero de 2015

El cojín "ROJO"

  
  Otro ejemplo del "¿Qué pasaría si…"?

  Al visitar las tiendas de lanas y labores, siempre hay algún hilado que me llama la atención y compro un ovillo "para probar". Esta vez se llamaba "Soft Bamboo", de Mondial, una suave y brillante cinta de colores matizados. Y éste fue el resultado de la "prueba" :



  Naturalmente, la cosa no podía acabar aquí; de modo que paso a paso fue cobrando vida…  el inesperado Cojín "ROJO".


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Cojín "FLOR AFRICANA"

 
   Este fue mi segundo proyecto, también sobre un cojín ya confeccionado, que elegí de un color y textura adecuados para el tejido a realizar. Siguiendo mi costumbre, probé con una alternancia de punto alto y punto medio y una alternancia aleatoria de franjas y colores según me iba pidiendo "la cosa" ("¿Qué pasaría si…"?)   Y lo que pasó fue lo siguiente:




   Ahí lo más nuevo fue aprender a realizar la famosa "Flor Africana", de cuyas variantes se pueden encontrar muchos tutoriales en internet.



  Los hilos empleados fueron los algodones 
Natura Just Cotton de DMC.




El Cojín "SEVILLA"





    Fue el primero. Aprendí a hacer "grannies" y a juntarlos. Casualmente el tamaño de estos según el tutorial (*) me permitió encajarlos en un cojín ya confeccionado, cosiéndolos sobre la tela del mismo. Más adelante he visto que este procedimiento tiene un inconveniente: con el uso, el tejido de punto da de sí pero no la tela, y se desajusta. Pero sigue siendo bonito. 

  Los hilos empleados son Algodón Soft, de Stop. 

(*) Fuente:   

(Por cierto que este blog tiene tutoriales preciosos y muy didácticos, es todo un tesoro).












Los COJINES


    Los cojines han sido para mí un buen terreno de prácticas. Siempre había soñado con esas pilas de almohadones que aparecen en los sofás y sillones de las revistas de decoración. Y siempre los había echado de menos en mis propios sofás de la vida real, al menos en esa cantidad y aparente mullidez…

    Así que vi la ocasión al alcance de la mano (y del ganchillo), compré unos cuantos rellenos de distintos tamaños y de ahí han salido una colección de cojines diversos que pueblan la casa en absoluto desorden cromático. He de confesar que cuando pongo manos a la obra no tengo un proyecto definido, un esquema a seguir, sino que empiezo vagamente y es la propia prenda la que va tomando forma y me dicta los pasos a seguir. Puedo comenzar quizá con la idea de probar una cierta muestra…  que acaba siendo un bolso, o empezar un cojín que de repente se va transformando en bufanda…  Es muy divertido.


    Claro que cuando amigos o familiares me hacen un encargo concreto, la disciplina se impone y sólo queda margen para formas y colores, amén del propio material.  

O sea que de todos modos poca disciplina, vaya.

    Siguiendo con esta exposición abierta, publico a continuación algunos de estos ejemplares, en orden cronológico de realización.